"¡Esto se llama SWING!" - vocifera un anciano-local-habitual del Café Bar "Río" (Bar-rio cachaste?) en Almagro en una tarde húmeda y abochornada en Buenos Aires. Un espécimen un tanto más joven trata de hablarle de las bondades de una app que le dirá al anciano-local-habitual exactamente como se llama la canción que escucha. El anciano-local-habitual lo ignora y vuelve a su vaso de soda. Y yo dejo que los ravioles con tuco se me enfríen porque no puedo aguantarme las ganas de escribir el suceso, que me conmueve por su ajena belleza.